Sierra madre
Ellen Mayock
Pasó unas horas vomitando antes de que se diera cuenta de que fue
un infarto, un auténtico ataque cardíaco.
Mi madre, siempre tan fuerte, tan segura, tan capaz, tan como las montañas sólidas de mi pueblo
en el lecho del hospital.
Pequeña, acompañada por mi padre en shock y por los tubos de entrada y salida.
Operada por la sierra, por las herramientas hospitalarias,
mi madre se ha encogido. Es una niña vieja.
Intenta charlar conmigo pero no puede por el sueño. Quiere consolarme.
Sin pensar me levanto y me acerco a mi sierra madre y la beso en la frente
como si fuera mi hija. Quiero consolarla.
Poema inédito.