Declaración urgente de amor a los humanos
Ana Istarú
el sueño se ha de urdir en la vigilia
a la sien de los que duermen
viaja un hilo de pólvora
oigo el olor espeso del combate
estamos en cordura
estamos en futuro
los resueltos.
La latitud se inflama
somos vasto
somos: vocablo de victoria.
hay un pájaro galáctico un designio
un firmamento audaz
puedo tocar su arteria venider
el mensaje cifrado de los genes
es nuestro juramento
estamos abocados a la vida
y nada se nos detiene
de América hasta Améric
me elevo a los terrenos liberados
predigo mortandad a las frontera
mi ubicación geográfica
es esta nueva era de abundancia
soy compatriota del destino
final de los terrestres
la libertad
el odio el hambre
la pena y su lagarto
serán los datos negros del pasado
pienso en los niños los ángeles quebradose
el vellocino de oro por qué vivo
los raptados del miedo
los que mueren de sed en una esquina
los ínfimos adultos de seis años
los primeros indefensos de la especie
mis queridísimos pocitos del vacío
los postergados
los prostituidos los vendidos
los olvidados al terror
los inocentes miserables
juro por ellos
ofrezco este pezón con su franela
ternura que se expande en círculos concéntricos
kilómetros de niños germinando
y un mineral precioso en sus pupilas
estamos por los hombres
por los niños
que una vez fueran estos hombres
por el roce de musgo que dejaron
en el punto celeste de la entraña
por su beldad desconocida
por los niños que no fueron estos hombres
vamos a ser los parturientos
el corazón preñado de cantos vegetales
de cielos submarinos
crecen ciclos feraces en la sombra
a pleno sol lanzamos
las tersas llamaradas del futuro
el aire será nuestro
la bóveda invertida del océano
la siega los geranios los cereales
la larga paz de los cobrizos alcatraces
la libertad
la libertad que estalla desde el géiser
atronadora como un potro retumbante
que invierte su ciclón en el delirio
va derrumbando diques enjambres cascos puertas
cuarteles detestables consulados molinos
el paredón de azufre la muerte los desiertos
el pútrido puñal la indiferencia
el puño amargo el mar torcido los nefastos
los gráciles señores de la guerra
estamos por los hombres transmitimos
una húmeda señal
la roja comunión que nos subleva
hay una raza nueva
que apremia en el ovario
vinimos a la vida
por esta ardiente urgencia convocados
nosotros somos por tanto los despiertos
los ajetreados los indóciles los rojos
los empeñados los eternos subvertidos
y vamos a un final de alumbramiento
nos veremos en la lucha
hay una fiesta que empieza por los siglos
¡a la calle! ¡a la calle! ¡a la calle!
amamos tanto
Reproducido con permiso de la autora.